jueves, 27 de enero de 2011

Ya!

¿Por qué? Ataca con todas sus fuerzas, la espada guapa, erguida, ensangrentada. Ataca con furia, utiliza las mejores técnicas, pero el aire es imposible. ¿Cómo derrotar a lo que no existe? Y la capa levanta la arena, y la arena llega a los ojos. Y no puede ver, no quiere.

Más tarde se ahoga, tampoco se puede contra el mar. Sensaciones de máxima impotencia y desdicha. Ciego. Se ha quedado ciego a propósito para no ver todo lo que se avecina, para no sufrir antes de tiempo, para olfatear e intuir, lo cual puede ser mucho peor algunas veces.

Sequías de aliento, asfixia y descarada incotinencia. Cava el hoyo y olvida el sol, cuando al final el trabajo esté hecho, no se sienta a descansar porque es hora de cavar otro. Cosmovisiones púrpuras y suspicases, a talar los sentimientos y volver desierto el bosque, será mejor así.

Una explosión que reventó hace tiempo y que sigue y seguirá, nunca el fuego estuvo tan frío, tan seco, tan turbio y necio. Que se vaya, no importa si es por la ventana o por la puerta posterior, que tome sus cosas, cuente los billetes y se acomode bien la corbata. Pero que se vaya ya!

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