miércoles, 24 de marzo de 2010

De preguntas y bellezas




Decepción, riesgo, fantasía, esperanza tonta (como toda esperanza). Pierdo o gano, no lo sé. Aunque siempre termino empatando. ¿Empatar qué? Las ganas, o incluso las medias sucias, que de par en par van llenando la canasta. Y ya está llena hace años, creo.


¿Cómo saber lo que creo que sé que quiero saber? No se puede pues, ahí está el detalle de Cantinflas. Es un problema, un dilema. Acá no se trata de ser o no ser, sino de saber o no saber. ¡Qué huevada!. Ni Hamlet cuerdo ni loco hubiera podido responder a esto. Tampoco Sócrates, pero se hubiera acercado más, de hecho.


El futuro incierto se vuelve a mostrar. Bueno, suele ser incierto para mí, al menos lo es hace veintisiete años. Y eso que recién los he cumplido. Nueva chispa interior, genial, me hace resucitar. Pero no es suficiente, nunca nada es suficiente. Sólo las ansias, desesperación de desesperado que quiere todo y nada a la vez.


¿Y qué pasará en la otra esquina? ¿Tendrá cinco esquinas? Yo creo que tiene cinco mil, porque así es. Hay calles que tienen más veredas y casas que otras, hay calles más amplias y otras angostas. Algunas peligrosas y otras tranquilas. Lo que pueda estar pasando allá está cruzando el mar y el puente de hierro. No sé si algún día me atreva, sin embargo y viéndolo bien ya lo crucé y creo que llegué hasta el túnel. Pero mucha sombra.


Una ola inmensa ha colmado mi paciencia, y mis estantes de libros. También a los discos, y mis reliquias de los fab four. Una marejada me sigue revolcando y el problema es que tengo que correr mientras pasa eso. Lo consigo pero vuelvo a ahogarme. Entonces, la única respuesta a todo esto es otra pregunta: ¿Cuándo se irá la ola? Puede que se haya ido ya y tengo aún la sensación. ¡Poseidón: una manito de vez en cuando si fueras tan amable!


Una aparición, mejor aún: un espejismo. Sí, el espejo de Blancanieves, pero espejo importado, e importante. Luz, resplandor. Estupefacción. Si los segundos fueran horas el mundo no sería ni la mitad de loco de lo que ya es. ¿Qué tenemos aquí? La magia de los ojos y la sinceridad de la naturaleza. Se agradece a la distancia a los pioneros de esta maravilla.


Belleza linda, belleza de domingo en la noche, de pijamas y sonrisas. Belleza de papel, de muñecas, de dulce y pega-pega. Belleza natural, de miradas y silencios. Belleza linda… ¿Será suficiente esta explicación? Mejor dicho, esta descripción. Cortocircuito y, finalmente, game over. La luz se apagó, aunque está encendida demasiado por estos días. Me preocupa, pero me gusta y no lo puedo negar, menos ocultar.

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