jueves, 16 de septiembre de 2010

curioso

Nunca nada bien, la costumbre se hace pesada. Demasiado cargada. Así, el librero está empezando a hojear esos libros que últimamente pasaba por alto.
¡Cuidado! No vaya a ser que renuncie, y que deje todo el estante a medias. Porque puede pasar, ya no es el de antes. Se siente. Ya no se trata de esconder los libros viejos. Quiere mostrarlos todos, y leerlos en voz alta. Pero no puede, no se atreve. Siempre el miedo de no saber qué está pasando en el estante.
A su lado, una bellísima mujer de cabellos negros aparece de nuevo. Compra. Hace tiempo que no entraba a la tienda. Presagios peligrosos.
Encima, el bus lo está esperando hace buen tiempo. Y él quiere subirse, pero hay algo que le impide. Ojalá no se aburra de esperar.

No hay comentarios: