martes, 27 de marzo de 2012

Estrechez de sensación

La mezcla de colores, de pinturas y texturas, de sabores curtidos de esperanza, dicha, venganza y molestia. La sensación prominente de tocar al aire y guardarlo en un cofre lleno de confianza y afecto. Todo ello colapsa, explota y salpica ensuciando las calles y al alma misma.

No es posible la supresión directa e inmediata, no existe la desaparición espontánea del fastidio, tan sólo un escondite, siempre hábil y tortuoso, que se muestra débil cada cierto tiempo.

Y entonces, el recuerdo extiende sus manos, engaña y obliga a sumergirse en la piscina de lamentos y preguntas sin respuesta (o millones de éstas, es lo mismo al final) Con todo, la memoria de los ligamentos rotos de la nada se mantiene intacta.

Es como a aquel hombre que abandonaron en medio de la noche, el que al voltear no encontró a su compañero, quien se había marchado elegante y sonriente. Lo dejaron en medio de la nada, completamente solo y sin sabe qué hacer. Un día atrás confiaba, a pesar de todo; pero al día siguiente: abandonado.

No hay reparo ya, la vida sigue cabalgando, pisoteando todo lo que hay en su paso, sin importarle sentimientos, sensaciones, mezclas o escondites.

¡A guerrear, que falta mucho! Y a extinguir esa dosis de dulzura, tan negativa, traicionera  y estúpida, como algunas almas cercanas que ahora se esparcen en el cosmos.




Hierve

Pensamientos entre el sueño y la vigilia, esos que nunca se sabe si existieron o no. Pensamientos que hablan, que gritan, que asfixian y acarician. 

La decadencia de recordar maravillas empieza a ser soportable; sin embargo se transforma en pequeñas piezas de un difícil rompecabezas que sólo se deja armar en las noches. Entonces, la indignación y su prima la impotencia, empiezan a maquillarse y cambian de rostro. El lápiz de labios y las brochas las transforman en odio, fusionándolas en uno solo. 

Y se pinta de negro,  de oscuro,  de rígido ¿Quién se atreve a decirle algo? Todos voltean la cabeza, terror.
Y ahora, con la casaca enfundada, inicia su nuevo camino. Ya no le importa los obstáculos, ni la gente buena, ni los sermones, ni la mano de un amigo. ¿De qué sirve la amistad al final? Igual nunca puede entrar a los rincones más profundos y, por ende, más puros de uno mismo, del ser. 
Deberá seguir, apretando los dientes, mordiéndose la lengua y con los puños bien cerrados, no vaya a ser que en el camino hayan sorpresas...


Y si se encuentra con quien no debe, la profecía se cumplirá, y la sangre llegará al piso, al río y a toda la mierda que la gravedad logre capturar. 
Y seguirá caminando, con la mirada hirviente y las venas explotándole en el cuello. Ya nada podrá hacer que se detenga, nada le dañará, nada.... nada.

lunes, 12 de marzo de 2012

Advenimiento

No sabe si escupir el veneno o tragárselo.
No sabe si estirar las manos o meterlas al bolsillo.
La graciosa historia del niño iracundo que sale del hogar furioso habiendo decidido no regresar jamás y que al anochecer, empujado por su estómago y algo de miedo, vuelve confundido y refunfuñando.

El barril va rodando mientras cae, va cayendo mientras rueda, y en el proceso absolutamente todo puede ocurrir. Así se rompa, seguirá rodando; así se raje, seguirá cayendo. Al final, lo más probable es que se detenga al pie de un viejo anciano, prudente y sabio, que le había dicho  al oído y antes de iniciar su recorrido: "Volverás" Porque el mundo es circular, y la vida es una sala de espejos en donde siempre se estará reflejado, así uno no quiera, así uno se esconda.

Tiempo, maestro ajedrecista que -se dice- sabe colocar las cosas en su lugar. No olvides que así como haces jaques, varias veces has perdido.



lunes, 5 de marzo de 2012

Irreversible

Irreversible es la mente, que siempre decide pasear por los lugares menos necesarios. Y siempre que mira atrás, los encuentra igual, pese a que ya los había olvidado (creía), pese a que éstos le miran sonriendo de manera burlona (sentía), pese a que sabe del daño que causan (vivía)