jueves, 12 de abril de 2012

La rabia, miles de soldados que forman el ejército más furioso que habrá existido. Espuma de fuego que quema todo lo que siente. Allá los que se jactan, es por un complejo de inferioridad, como el pasto envidiando a la rosa. Nunca serán tanto como aquellos, así crean, así aparezcan ventanas engañosas, nunca.
Triste destino a quien se jacta, como el cocinero de hamburguesas, o el que hace y despecha pedidos de una mega-empresa... diciendo que tiene un gran cargo. Tal vez se refiera al peso que debe llevar en la espalda a diario, y el cual se vuelve más duro cada vez que mira al vecino de al lado, triunfante, soberbio, riéndose de sus migajas y escupiéndole las manos. Iluso.

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