sábado, 27 de abril de 2013

Amanecer



Nunca entiende. Siempre entiende, al final es lo que sabes que va a ser, el destino detrás de la pared, el que se oculta y te mira mientras estás volteado y, claro, cuando te asomas desaparece. Cartas con sentido y sin sentido en un segundo. Preguntas de lava, no porque quemen sino por la explosión. Y de a pocos se cierra la vía. Cuántos baches más encontrará en el camino. Ahí está el precio de tus decisiones, sastrecillo valiente; que hoy más que nunca es un torpe cobarde, quien se aterra ante la imposibilidad de ver luz desde un nuevo velero. Tal vez ya no haya otro digno amanecer. 

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