domingo, 26 de mayo de 2013

Valiente

La maldita certeza de querer volar: tener alas, estilo ensayado y convicción y, sin embargo, no saber cuándo empezar, porque el salto depende de afuera, del viento, de los tiempos y las nubes que cuando quieren llegan y se muestran. Ay de ti, gorrión, que igual te atreves a saltar, a dejarte caer, a sentir la delicia de romper el viento con tus plumas... Eres como Héctor, que salió de Troya sabiendo que iba a ser muerto por Aquiles. Valiente.

         

viernes, 24 de mayo de 2013

Cómplice


El primer paso de la primera puerta que se abre, aunque tan sólo unos centímetros. Eso sí, aún chilla demasiado. Aceite y urgente.
Hay, en el largometraje, muchas situaciones de tensión. Estupor que llega a la garganta cada vez que imagina al boomerang regresando por todo lo alto, atravesando ramas inventadas de árboles pintados que aparecen para impedir el trayecto de aquella arma mortal, de aquella arma temeraria que hace correr a la gente solitaria a encontrarse con el mundo y tomar una taza de café.

¿De dónde proviene toda la gente solitaria? A lo mejor de casitas construidas en las lejanías de la buena voluntad y la inocencia. Aunque, inocencia conciente ya es complicidad. Y se sabe que nunca, ever, se debe despertar la furia de los dioses,  cosa seria que no conviene a ningún negociante del mar ni de la tierra.

Pero la puerta sigue sonando, sobre todo por las noches, y el ruido del crujir de la madera con los clavitos de metal indica que no hay marcha atrás.  Es como atravesar “el muro”, escalar en medio de una ventisca para luego disfrutar de lo que nunca se había visto antes: el mundo.
Timbres ahogados y campanas sordas, piernas largas que caminan alejadas del suelo mirándolo con desprecio. Es momento de usarlas para bailar, bailar tanto hasta quemar el piso, negrearlo, romperlo en pedazos de cemento para que nadie entre ahí de nuevo.  Aunque para ello, se necesitan dos.

 Cómplices here, there and everywhere.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Francotirador



Esquirlas de diluvio. La somera y socarrona muestra de la ilusión, de colores (más grises que alegres, más misteriosos que nunca) Islas de lamento que se burlan del tonto que mira el horizonte pensando e imaginando nuevas rutas.

-Caerás de nuevo. ¿Caerás de nuevo?- le dijeron
-Lo imposible ha muerto hace varias lluvias y varios soles- Respondió con esa seguridad, que utiliza como disfraz de sus miedos, de manera impecable hace tanto tiempo.

Pero estando en el nido, allá en lo más alto, le siguen disparando de todos los flancos. Y aunque día a día va eliminando al enemigo,  siempre hay más. Anoche, por ejemplo, una ráfaga de ataque doble fue muy bien esquivada. Aunque hasta ahora se pregunta por qué renace un flanco ya dado por muerto.
Y, a pesar de todo y como siempre, mira adelante y ya tiene un objetivo. Tan difícil para tantos y tan común para él. Esperemos que la faena se cumpla a cabalidad, que los grillos hagan silencio en el momento del silencio y que vuelvan a raspar las patas sólo cuando él lo indique.

                                                  

Ébano y nariz puntiaguda, rostros de luna media, intrigantes formas y gestos de frambuesas. No importa la dificultad, en la guerra siempre hay varios heridos: sobre todo, inocentes. Pensará, tal vez, en vencer a su más terrible enemigo: la impaciencia. Y ésta, asumida como una reina con el cetro en la mano, invita a la incertidumbre y a la esperanza: un par de putas que viven para regar todo lo hecho y desnaturalizar la belleza de a golpe (o lentamente, lo cual resultaría más placentero)


“Happiness is a warm gun”