miércoles, 1 de mayo de 2013

Francotirador



Esquirlas de diluvio. La somera y socarrona muestra de la ilusión, de colores (más grises que alegres, más misteriosos que nunca) Islas de lamento que se burlan del tonto que mira el horizonte pensando e imaginando nuevas rutas.

-Caerás de nuevo. ¿Caerás de nuevo?- le dijeron
-Lo imposible ha muerto hace varias lluvias y varios soles- Respondió con esa seguridad, que utiliza como disfraz de sus miedos, de manera impecable hace tanto tiempo.

Pero estando en el nido, allá en lo más alto, le siguen disparando de todos los flancos. Y aunque día a día va eliminando al enemigo,  siempre hay más. Anoche, por ejemplo, una ráfaga de ataque doble fue muy bien esquivada. Aunque hasta ahora se pregunta por qué renace un flanco ya dado por muerto.
Y, a pesar de todo y como siempre, mira adelante y ya tiene un objetivo. Tan difícil para tantos y tan común para él. Esperemos que la faena se cumpla a cabalidad, que los grillos hagan silencio en el momento del silencio y que vuelvan a raspar las patas sólo cuando él lo indique.

                                                  

Ébano y nariz puntiaguda, rostros de luna media, intrigantes formas y gestos de frambuesas. No importa la dificultad, en la guerra siempre hay varios heridos: sobre todo, inocentes. Pensará, tal vez, en vencer a su más terrible enemigo: la impaciencia. Y ésta, asumida como una reina con el cetro en la mano, invita a la incertidumbre y a la esperanza: un par de putas que viven para regar todo lo hecho y desnaturalizar la belleza de a golpe (o lentamente, lo cual resultaría más placentero)


“Happiness is a warm gun”



sábado, 27 de abril de 2013

Amanecer



Nunca entiende. Siempre entiende, al final es lo que sabes que va a ser, el destino detrás de la pared, el que se oculta y te mira mientras estás volteado y, claro, cuando te asomas desaparece. Cartas con sentido y sin sentido en un segundo. Preguntas de lava, no porque quemen sino por la explosión. Y de a pocos se cierra la vía. Cuántos baches más encontrará en el camino. Ahí está el precio de tus decisiones, sastrecillo valiente; que hoy más que nunca es un torpe cobarde, quien se aterra ante la imposibilidad de ver luz desde un nuevo velero. Tal vez ya no haya otro digno amanecer. 

miércoles, 20 de marzo de 2013

¿Libre?


Salió de prisión y ya. Lo hizo, aunque nadie creía su plan, aunque cada vez perdía más la credibilidad.

Ha caminado algunas cuadras, pueblos y fronteras, pero no encuentra nada.
No se encuentra, no lo encuentra, no la encuentra, no hay encuentros.
¿Será tan torpe de extrañar a los barrotes? A lo mejor extraña la sensación de compañía, de conversar con fierros y recibir palizas a diario de aquellos que siempre se aprovecharon.
¿Qué será? Será que a ratos la calle le queda grande, como la sensación de un elefante cayéndole encima desde un sexto piso.

Se siente bien estando lejos aunque se siente mal de huir. Coordina cada paso como si fuera el último, o el primero (piensa). Al final, ambas son instancias clave en la vida. De ahora en adelante ya no lleva el mostacho, lo cortó en pedacitos que fue regando por toda la avenida, viendo cómo el viento los hacía desaparecer en la mezcla con otras malezas. Dice ser alguien diferente, pero ¡qué tanto! Un bigote no hace al hombre, no al menos a uno de estos. Simplón, acurrucado en la esquina de la cama lamentándose la la actualidad, elegida y deliberada, alegrándose de la única neurona útil que tiene. la cual lleva un cartel colgado hace unas semanas "ES LO MEJOR" Y, gracias, a eso es que todavía puede pasar la saliva.

Oh sí,  es lo mejor. Lo mejor para quién, ¿para él? Lo mejor respecto a quién, a quiénes. La calidad no se mide en sí misma, se mide en función a la necesidad y al capricho. Entonces, sal corriendo, levanta los brazos, toma el camino correcto y no mire Ud. hacia atrás, señor prófugo. La policía puede que le persiga de por vida (y no precisamente en la realidad), no les de pistas, guárdese las señales en los bolsillos. Use máscaras como siempre lo ha hecho. Ponga cara de niño esperando rescate. Dese vuelta, compre un dulce, brinque de vez en cuando y deje de estrellar la cabeza contra la pared todas las noches.

Será mejor así.



viernes, 4 de enero de 2013

Náufrago de ser


Y sin darse cuenta el mar se lo ha llevado. La mano levantada ya no se divisa desde la orilla, la ayuda lo olvidó.
Y mientras flota piensa sobre la dirección que está tomando. Pues parece que la balsita de madera ha resultado más resistente de lo que parecía. Nada la rompe, aunque muchas veces parezca que así será.
No sabe el náufrago si no quiere volver a la orilla por miedo a la humanidad, no sabe si quedarse flotando por miedo a perder su balsa. ¡Se ha encariñado. El tonto se ha encariñado!

Pasan los días y ya se acostumbra, pasan las noches y le gusta recostarse encima de aquellas tablas que con tanto esmero y amor consiguió para amarrarlas unas con otras. Hoy en día es diferente, si bien las quiere ya no las aprecia como antes. Cansancio de tantas malas jugadas, de tantas volteadas, heridas y revolcones a causa de las olas y otras cosas más. Pero sigue ahí, con la frente en alto, tonto y encariñado.

Aún puede volver... pero no lo hace. ¿Estará esperando algo? Ni el mar ni nadie lo sabe, ni siquiera su propia fe o su propio destino, quien últimamente camina de lado a lado preguntándose cosas sin respuestas, con el dedo en el mentón y la mirada perdida, con la barba blanca apoyada en el pecho, con la incertidumbre que le abraza y lo endulza a seguir así... quién sabe por cuánto tiempo más.

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Cuándo aPrenderás? Una mente frágil al estímulo puede desgarrarse en su segundo. Y el loco, caminando en el muelle en medio de un fUerte oleaje de pronto pierde la razón y se avienta a la espuma y muere.
Hay, sencillamente, palabras que usan un disfraz, el disfraz de la locura y la impoTencia. Que recuerdan fechorías, pecados y manchas imborrables, que realmente dan asco por todo lo que desentierran. A callar, a callar, que el mundo lleno de miasmas puede volver a estar

jueves, 30 de agosto de 2012

Odiseas caprichosas


¿Estará perdiendo el ritmo, los pasos, el compás? Las nubes cargadas del pasado agrio y manchado son recurrentes aún. ¿Puede más la sonrisa deslumbrante que los conductos que rigen movimientos y sensaciones? Y por alguna extraña razón se empieza a perder la conciencia y las ganas eternas del abrazo. ¡Ay de ti, Apolo! Las flechas parecen perder fuerza, ya no son ni puntiagudas, ya no asustan a nadie. Quien danza ya no tiene que saltarlas, las mira de reojo. Empieza a despreocuparse. Curiosidades internas.
Libertades tomadas sin presión, revólver en la sien que no se ve pero se siente. Llegar a la cima de la montaña no siempre es grato, sobre todo cuando se observa todo el panorama: La calma llama a la prudencia.

El equilibrio de la balanza parece ser imposible. No es tan simple pesar el alma por un lado y la rabia por el otro. Ni mil balanzas. La esencia pura de la mediocridad se esparce y resalta por encima de las gotas frescas que empiezan a caer del vaso. Y se da cuenta.

Y acostado, en una esquina de la habitación escuchando a George decir All things must pass, piensa de nuevo en la imposibilidad. No existen las “tábulas rasas”, nada se inventa ex nihil; bien por los que mienten y surcan los aires con alas pegadas con la misma miel traicionera de Ícaro. Allá quien cree en los planes etéreos, en voluntades trascendentes y en otras estúpidas formas de querer tratar de explicar algo siempre a su favor, siempre.



Todo lo que pasa, está; está ahí en la conciencia, en un cerrar de ojos visitando la oscuridad de la muerte y la nada, está en la furia del recuerdo, en la miasma regada en los laberintos de la mente, está en la actitud enfermiza de resucitar al ahogado y así volverlo a empujar al mar y hundirse con él a rescatarle, para luego repetir el proceso. Una incontenible erupción que cada cierto tiempo estremece las capas más sólidas terrestres, una inevitable oleada de basura que destruye; sí, destruye.  Su único objetivo: dañar a su gusto, regocijarse de la incauta y torpe defensa que el hombre puede tener. Una burla eterna que nada tiene que ver con palabras, voces y acciones. Nada.

Y así, se mira los pies y están cruzados. Siente que ha perdido el ritmo. La respuesta parece llegar como por defecto luego de descargar. Entonces ¿Por qué no se va? Si ya está harto de los juegos, de las estúpidas dinámicas ocultas, tan inmaduras como el niño que roba un caramelo por día y lo niega todo con una sonrisa angelical tan potente y convincente como sus malas acciones. Ya es momento de bajar de la montaña y volver a la tierra, donde las cosas son seguras, concretas y no andan pintándose de mil colores según estados de ánimo. Sí, está de pie y quiere regresar. La pregunta es ¿Volverá con su mochila o la dejará arriba para siempre?

lunes, 4 de junio de 2012

Las pulsaciones, los latidos, la piel escarapelada, la máquina, el deseo, la incertidumbre, la nostalgia, la ira, la cólera, la rabia, la sinrazón, la desazón, el volcán, la verdad, el dolor, las caricias, los problemas, las lágrimas, la sonrisa, el aroma, la burbuja, el ardor. Ella.