martes, 24 de agosto de 2010

Ex-calibur

Por algo está la leyenda. La espada clavada en la piedra. Nadie puede sacarla. Y el mago predice, y mientras tanto sigue el dilema. Y eso que ya se dijo, y eso que ya se desparramó el lamento, con vergüenza y riesgo, pero se dijo. Sin embargo, la espada sigue ahí, clavada. A la vista y paciencia de todos, de todas. A merced de estas épocas tan miserables y exhibicionistas, que llegan a mostrar todo lo que se les antoja, a pesar de que el dueño de la verdad diga lo contrario. 

Si supieran que el mago puede sacar la espada cuando quiere, si supieran que en las noches lo hace, y juega a la batalla contra una pared. Pero cuando amanece la vuelve a insertar, para que nadie puede sacarla, para que siga el dilema. ¿Lo hará por disfrute, o porque quiere dar una lección?. No se sabe, pero sería bueno que quite esa espada de una buena vez, para que deje de hacer daño, y por el bien del ser humano que quiere, que confía en el advenimiento de algo, tan sólido como la propia piedra en la que se guarda la espada.

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