domingo, 1 de marzo de 2015

Mañanas

Hay mañanas, como las de hoy, en las que te respiro más.
En las que rozamos los codos
Electricidad.
Casi tan concretos como el sueño de la otra noche
Ese en el que éramos los dos, siendo bien.

Hay mañanas, como las de hoy, en las que te percibo más.
En un tropezón de la memoria, en lo imperdonable de la mente.
En tu olor
Que se pasea por aquí, y juega a no ser atrapado
Burbujas de ti

Hay mañanas, como las de hoy, en las que me destruyo más,
En el retorcijo del lamento
En la imagen difusa, opaca, nebulosa
Distancias que se arrancan del sofá.
Del color de una mirada.

Hay mañanas, como las de hoy, en las que me preguntó más,
En tu presencia
En tu ausencia
En un presente presto para salir corriendo
Y ser encarcelado, o tal vez, por siempre prófugo

martes, 24 de febrero de 2015

León y dragón

¿Qué te parece si jugamos a que nadie escribió nada?
Y tú haces de cuenta que no hubo poema de Cortázar
Y yo me hago el que no leí las metrallas que escribiste al final.
Y te vas
Y me voy
Sin perdón
Sin cólera
Sin ternura
Sin piel

Y te guardas el león
Y yo escondo al dragón

Nos vamos en cero
tabla rasa
Con humo blanco
desapercibidos

Y nos vamos separados
Cada quien con su equipaje
Cada cual pensando
lo que quiere pensar del otro
lo que tiene que sentir
para no sentir

¿Qué te parece si jugamos a que nada existió?

Y entonces te busco
de a pocos
León y dragón
indivisibles y a prueba de balas

...Y Cortázar coge la metralla
directo al río
Y todo se acabó
O lo que es igual
Y todo empezó


lunes, 27 de enero de 2014

Erosión

Un amigo me revela, como si de nada se tratara, algo que ocurrió hace años, muchos años, y de pronto siento dentro de mí un derrumbe de galerías. Zonas íntegras de mi pasado se hunden, se anegan o se trasfiguran. Esto me sirve para comprobar que no somos dueños de nada, ni siquiera de nuestro pasado.  Todo lo que hemos vivido y que tendemos a considerar como una adquisición definitiva, inmutable, está constantemente amenazado por nuestro presente, por nuestro futuro. La maravillosa historia de amor, que guardábamos en un sarcófago de nuestra memoria y que visitábamos de cuando en cuando para buscar en ella un poco de orgullo, de ánimo, de calor o de consuelo, puede reducirse a polvo por la carta que hallamos en un libro viejo el día en que mudamos de lugar la biblioteca. Una puta nos revela una noche que el padre venerado, que permanecía hasta tarde en la oficina para ganar más y mantener con holgura a su familia, frecuentaba a esa misma hora los prostíbulos más abyectos de la ciudad. Por un azar descubrimos que el amigo adulto que admirábamos de niños, porque con nosotros tan generoso y tan asiduo, era un pederasta que nos hacía astutamente la corte con el propósito de corrompernos. Pero no todo se deteriora en esta permanente erosión del pasado. También las épocas sombrías se iluminan. Así, la abuela que odiábamos y que llenó de rencor nuestra infancia por su severidad, su malhumor, sus caprichos, era en realidad una mujer buenísima, que sufría un mal incurable y que repartía prospectos de madrugada en las casas para poder con su salario comprarnos caramelos. En suma, nada hemos adquirido, ni paz, ni gloria, ni dolor, ni desdicha. Cada instante nos hace otros, no sólo porque añade a lo que somos, sino porque determinará lo que seremos. Sólo podremos saber lo que éramos cuando ya nada pueda afectarnos, cuando -como decía alguien- el cuadro quede colgado en la pared

Julio Ramón Ribeyro

domingo, 26 de enero de 2014

Adelante

¡Adelante, hacia adelante!
Finalmente hay luz
Finalmente brilla
Ahora cree lo increíble
Adelante, hacia adelante
¿Felicidad?
Al menos algo similar
Ya era hora de que llegue la luz
¡Adelante, siempre hacia adelante!

                                   A cloudburst doesn't last all day - GH

sábado, 25 de enero de 2014

Muchacho

Piedra añorada, de tropezones interminables. Qué necio el muchachito. Abrieron la caja, nuevamente todos salen disparados como balas de alguna metralleta traviesa que no sabe a quién matar. ¿Y ahora? Dígame si el placer o la alegría no son elecciones deliberadas y nada prudentes, !al diablo la razón! ¿Y después? Yo sé que puedo y puedo bien. Tú crees que sí, una cosa es pensarlo, Oliveira, otra es realizarlo de verdad, en la vida misma, con los truenos al lado. Pues no hay jaguar que no le corra a la lluvia, puntitos que se vuelven manchas aunque no lo quiera admitir. Le gusta acostarse sobre velas, puede controlar la quemazón.

¿Y la recompensa? Ajustando tuercas y cambiando bujías, parece que todo irá mejor. Esa caldera que llevas a diario en el vientre ha sido tu propia cosecha. Será mejor así, es menester quemar todo desde un principio, sin sospechas ni congoja. De a pocos, la pecera cede, el agua empezará a derramarse y no quedará ni un mísero pez flotando adrede por ahí. Ojalá.

Se da cuenta que la presencia hace efecto, neutraliza, calma y sosiega. Sin embargo la ausencia deja libres a los duendes, quienes arman fiesta, dolor y los extremos. Una mierda que roza el ardor y el deseo, preferiría no sentir, y así las piedras siempre serán más felices. Pero no, él se siente más feliz, como pocas veces, como aquella vez, y esa cuerda al cielo es la que escala, porque la siente firme, invencible, inquebrantable. ¿Serán sus sueños? Olvídalo, mandraque. Recuerda tus ejemplos, tus faltas, tus excesos excesivos y también tus sacrilegios. Bien te lo mereces, es la ley del boomerang. Pero a éste no lo tumba nadie. Me gusta. Le gusta.  Qué necio el muchachito.


domingo, 11 de agosto de 2013

Situaciones

De un tiempo a esta parte ha empezado una batalla, la batalla. 
Era siempre tan simple y sinsentido, tan puro e inmaduro, tan sin preocupaciones, tan sereno, tan infantil y placentero; y míralo ahora, todos los días parece un adulto. 

Y más aún, la sentencia aristotélica de la philía reencarna en el aire y le hace ver que siempre, toda la eternidad, los antiguos tendrán más razón: Hora de correr y buscar, ¿pero qué? ¿dónde? ¿cómo? Al parecer el bosque se apagó y es más oscuro de lo usual. Interesante muestra de mutabilidad de los pensamientos.

Es el momento en donde aparece un muestra traicionera de melancolía para darle un palmazo en la frente, despertarlo y hacerle reaccionar. Pensaba que había encontrado antídoto, pero no es tan fácil, no al menos en la situación en la que se encuentra el mundo a su alrededor.

Y mientras avanza piensa que caminar equivale a reptar, a pasearse por los suelos con una sola idea en la cabeza, una sola sensación que no le deja descansar ni cuando está descansando, una luz que le harta mirarla, una sombra que parece seguirlo respirándole detrás del cuello: Tiene miedo, como nunca antes en toda su vida está experimentando la terrible y zigzagueante situación de tener miedo.

lunes, 5 de agosto de 2013

Número circense

Ya no hubo deseos de lunes bien, ni siquiera pensamientos típicos jocosos de burla frente al día de la semana más largo, aburrido y sinsentido. Todo eso se transformó, al unísono. Y es que actuar sin entender el porqué de algo es el castigo más fino e irritante para cualquier mortal (e inmortal)

Y aparecen los signos de interrogación de gelatina, tambaleándose como un borrachín de medianoche intentando, a duras penas, llegar al hogar en automático. Tristes sonrisas, dientes amarillos mostrando altanería y defendiendo a capa y espada el sótano y el polvo que prefiere no removerse para evitar las alergias, los estornudos y el malestar nasal.

Calma, dicen; toma tu tiempo sin apuros, repiten: La verdad es que el payasito del semáforo ya se cansó. No soporta hacer su número circense y no recibir una mísera moneda. Mira rostros, mira cejas, mira miradas que le esquivan; autos de lujo, de colores y tamaños: saca un hacha y empieza a filetearlos al antojo. Golpe tras golpe los hace chicharrón, acordeones Toyota, Mitsubishi: Coloca un letrero ¡se venden!
Y, con los ojos inyectados, se le olvidó ser el bueno y la sonrisa la canjeó por una jeta colgante; la nariz se la sacó y se le nota el sudor por encima de los labios superiores. Cada cierto  tiempo es necesario variar el número para que la gente maniquí lo vea, lo observe, sepa quién es y qué hace. Y ese tiempo llegó, no sabe si forzado pero algo externo le ha impactado. ¿Serán los periódicos que leyó cargados de las noticias del lunes?

Se aburrió, se hartó de la estúpida compasión de camaradería. Ahora, está sentado en el pase peatonal (entre ambos semáforos), ya se puso la nariz, ya le volvió la sonrisa, pero sigue teniendo el hacha.  Ahora todos los autos voltean una cuadra atrás.