viernes, 28 de junio de 2013

Niebla y oscuridad

Al parecer la sensación de luz había sido, en realidad, disfraz de niebla y oscuridad, de noche ahogada, gritando debajo del agua empujada por una mano extraña. Asustando, agigantando el miedo y denigrando, cada vez más.

Y, de remate (de esos que empalman el balón en el aire de bolea), extrañas frases claramente alusivas a la lejanía y al freno. Un estate quieto que se siente en las fibras, más aun sabiendo lo que acaba de ocurrir: El renacimiento de la injusticia y las decisiones realizadas por piedad (las más bajas de todas) y no por deliberación.

Nowhere man, don’t worry, take your time, don’t hurry.

Sin embargo, la estúpida e inocente actitud humana de querer sonreír siempre, cuando lo necesario es cerrar los mojos, morir un rato y luego despertar para continuar cargando cruz y piedra sobre la espalda. No parece ya gracioso pensar que las flores siguen siendo cuidadas por otros, tan afanados que sólo han logrado la mueca en aquellas, mueca que generó desinterés y por ello rebelión, y lo hicieron! las flores se rebelaron!; pero no por mucho tiempo. Por alguna razón, una razón de mierda, volvieron a juntarse con su dueño,. 

Eso sí, este tipo de historias te las sabes de memoria, los finales parecerían ser escritos por el mismo guionista, complaciente y enemigo de idealismos y tertulias. Por ello, queda la sonrisa bajo la manga, porque se sabe que el elefante que cae del quinto piso dejará una huella imborrable en la vereda (y para siempre) porque sabes, y lo sabes demasiado bien, que dicho final es inminente. Pero a la intuición, a veces como hoy, le revienta esperar. Y no sólo eso: Le asquea pensar algo más allá de lo evidente.

Nowhere man, don’t worry, take your time, don’t hurry.


Será el sereno.

No hay comentarios: