Lo único que quiere el caracol es sentirse apreciado por su lentitud, por su baba y su paciencia. El resto es lo de menos. No entiende por qué le pisan el caparazón a cada momento. A veces quiere ser un gusano, y poder arrastrarse rápido y alejarse de cualquier situación que sea sinónimo de problema. Deseos de cartón.
sábado, 16 de octubre de 2010
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