La flor de siete colores estaba en el jardín de su propia casa. Recorrió todo el mundo buscándola y, al final, estaba en el lugar del cual partió. Y tuvo que vencer todas las adversidades juntas. Los dulces, las galletas y la risa fueron sus armas. Felizmente.
Pero tuvo que sufrir y mucho. Innecesariamente eso sí. Pensaba que matando todas las flores llegaría a divisar aquella que tenía más colores. Y las mató. Psicópata, floricida, homicida de pensamientos. No tenías que ser tan incisivo. Los escrúpulos son necesarios siempre que no afecten ni carcoman a otro.
El timón del barco de la vida se ha cansado, ahora mirará al otro extremo. De una buena vez avanzará bien. Está decidido: capitán, tripulación y salvavidas han llegado finalmente a un acuerdo. A partir de ahora se acabaron los problemas inventados. Qué especial puede ser el ser humano si se lo propone. El invento de un mundo en la cabeza jamás podrá vencer a la realidad. Es que son meras especulaciones, preguntas periodísticas sin sentido, sin respuesta; divagaciones propias del temor y el orgullo (las dos caras de la moneda del hombre), nada más. Y como navegan en el mar de lo contingente, se expanden y pueden aglomerarse fingiendo ser un paisaje increíble lleno de flores y estrellas, cuando en realidad no son más que un par de trazos de un pincel gastado sobre un papel sucio. Lo que el recuerdo, la imaginación y la máquina de la mente inventa no es nada, no tiene peso, no llegarán -todos juntos- a ser un segundo de realidad concreta, porque lo que se vive sí se siente en mil sentidos. Lo otro no pasa de las mentiras del cerebro coqueto y siempre problemático.
Y cuando el muchacho regresó a casa y encontró la flor se dio cuenta que su esfuerzo no valió la pena en parte, ya que pudo haber muerto por lo extremo del peligro de los obstáculos que inventó y encontró. Por otro lado, su esfuerzo le sirvió para regresarlo a la realidad y decirle: "tu estúpida flor está en tus narices". Despierta querubín, ahora tienes a alguien al lado. Que esas cuatro alas se extiendan por los aires, conviértete en un ser feliz. Ya es hora.
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