domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Cuándo aPrenderás? Una mente frágil al estímulo puede desgarrarse en su segundo. Y el loco, caminando en el muelle en medio de un fUerte oleaje de pronto pierde la razón y se avienta a la espuma y muere.
Hay, sencillamente, palabras que usan un disfraz, el disfraz de la locura y la impoTencia. Que recuerdan fechorías, pecados y manchas imborrables, que realmente dan asco por todo lo que desentierran. A callar, a callar, que el mundo lleno de miasmas puede volver a estar

jueves, 30 de agosto de 2012

Odiseas caprichosas


¿Estará perdiendo el ritmo, los pasos, el compás? Las nubes cargadas del pasado agrio y manchado son recurrentes aún. ¿Puede más la sonrisa deslumbrante que los conductos que rigen movimientos y sensaciones? Y por alguna extraña razón se empieza a perder la conciencia y las ganas eternas del abrazo. ¡Ay de ti, Apolo! Las flechas parecen perder fuerza, ya no son ni puntiagudas, ya no asustan a nadie. Quien danza ya no tiene que saltarlas, las mira de reojo. Empieza a despreocuparse. Curiosidades internas.
Libertades tomadas sin presión, revólver en la sien que no se ve pero se siente. Llegar a la cima de la montaña no siempre es grato, sobre todo cuando se observa todo el panorama: La calma llama a la prudencia.

El equilibrio de la balanza parece ser imposible. No es tan simple pesar el alma por un lado y la rabia por el otro. Ni mil balanzas. La esencia pura de la mediocridad se esparce y resalta por encima de las gotas frescas que empiezan a caer del vaso. Y se da cuenta.

Y acostado, en una esquina de la habitación escuchando a George decir All things must pass, piensa de nuevo en la imposibilidad. No existen las “tábulas rasas”, nada se inventa ex nihil; bien por los que mienten y surcan los aires con alas pegadas con la misma miel traicionera de Ícaro. Allá quien cree en los planes etéreos, en voluntades trascendentes y en otras estúpidas formas de querer tratar de explicar algo siempre a su favor, siempre.



Todo lo que pasa, está; está ahí en la conciencia, en un cerrar de ojos visitando la oscuridad de la muerte y la nada, está en la furia del recuerdo, en la miasma regada en los laberintos de la mente, está en la actitud enfermiza de resucitar al ahogado y así volverlo a empujar al mar y hundirse con él a rescatarle, para luego repetir el proceso. Una incontenible erupción que cada cierto tiempo estremece las capas más sólidas terrestres, una inevitable oleada de basura que destruye; sí, destruye.  Su único objetivo: dañar a su gusto, regocijarse de la incauta y torpe defensa que el hombre puede tener. Una burla eterna que nada tiene que ver con palabras, voces y acciones. Nada.

Y así, se mira los pies y están cruzados. Siente que ha perdido el ritmo. La respuesta parece llegar como por defecto luego de descargar. Entonces ¿Por qué no se va? Si ya está harto de los juegos, de las estúpidas dinámicas ocultas, tan inmaduras como el niño que roba un caramelo por día y lo niega todo con una sonrisa angelical tan potente y convincente como sus malas acciones. Ya es momento de bajar de la montaña y volver a la tierra, donde las cosas son seguras, concretas y no andan pintándose de mil colores según estados de ánimo. Sí, está de pie y quiere regresar. La pregunta es ¿Volverá con su mochila o la dejará arriba para siempre?

lunes, 4 de junio de 2012

Las pulsaciones, los latidos, la piel escarapelada, la máquina, el deseo, la incertidumbre, la nostalgia, la ira, la cólera, la rabia, la sinrazón, la desazón, el volcán, la verdad, el dolor, las caricias, los problemas, las lágrimas, la sonrisa, el aroma, la burbuja, el ardor. Ella.

martes, 1 de mayo de 2012

Y no está mal

Un rifle. Las balas saliendo a toda velocidad, el fuego, el chispazo de cada disparo. El arma, hirviendo, con el humo apareciendo en la boquilla. 
¿Acaso es inhumano? Eros y Thánatos guardan igual, en su deseo, esa dosis de locura que los conmina a las más trágicas y felices aventuras, en donde intercambian roles sin querer (u obligados en algunos casos)
Y entonces, cuando esa dosis explota, ya la percepción de una realidad distorsionada y, por demás, manchada y contaminada, termina siendo el resultado puro y natural de un estado natural, no inhumano.

Viéndolo así, no sería del todo infructuoso el desprecio o la indiferencia, ambas sensaciones se mostrarían como el reflejo del deseo que uno guarda dentro. Es como si se disfrazaran de la muerte y el odio, cuando en realidad son simplemente un pétalo y un trozo de algodón, tan incautos, indefensos y benignos que nadie tendría que preocuparse.

¡Es así! Es la verdad. Ya no debe interesar, ya no debe importar, ya no debe tomarse en cuenta aquellos pasos o esas huellas que marcan las veredas para siempre, como el pisotón en el cemento fresco. Tal vez sea la señal del rescate, el manotazo que el ahogado necesita para ser visto en la oscuridad del océano, el grito escuchado por alguien en medio de la selva. 

Y así, luego de terminarse las balas,  luego de enfriarse el arma, poder sentirse mejor entendiendo que no se trata de frases comunes, para nada.  Se trata de lo natural y ante eso no podría haber juicio de valor, ni bueno, ni malo, ni tosco, ni débil. Entonces al no tener esas reglas (siempre tan mezquinas) estamos permitidos de cualquier sensación, disfrazada o lo que sea. 

¡Celebremos! Es válido, es puro, es natural. La conveniencia ante una nueva era, un nuevo mundo sin ajetreos ni distorsiones, ahora podemos cabalgar libres, dejando el cabello al viento, cerrando los ojos, expresando en la mente o en palabras toda la mierda que se puede sentir frente a algo o alguien. Y no está mal... y no está mal.





lunes, 23 de abril de 2012

Telapatía entre el odio y el infierno

Odia ver que sonríe
Odia saber que es feliz
Odia enterarse sin pedirlo
Odia jugar sin querer
Odia la rabia que lleva
Odia que todo esté bien (o parezca)

No, no tiene que ser lo mejor, lo justo. El tiempo no es que sea el mejor porque lo cura todo, es inteligente porque su indiferencia lo protege de todo. Y así, se olvida tarde o temprano de las cosas, y no odia ni ama, ni siente, ni huele; ni grita, ni llora, ni lanza carcajadas. Nada. Indiferencia es la madre de la sensatez, de la economía del sufrimiento. ¿Es necesario sufrir sabiendo la felicidad de quien sí debería sufrir? ¿Es acaso lo correcto ver sonrisas de despreocupación y enterrar en un segundo las flechas que tantas veces dañaron el alma como quisieron? ¿Es adecuado sentir una bomba que explota de a pocos, como desmenuzando todo el cuerpo por dentro para generar dolor al gusto? 

Todo ese invento, tan débil y denso, puede irse directamente al subsuelo, que busque el camino del fuego y se pierda en el infierno... donde nada se recuerda, donde nada se siente, donde nada se sabe: donde se vive en paz.


miércoles, 18 de abril de 2012

Es increíble todo lo que se puede inventar, poner al frente como excusa y hasta creer, con tal de no reconocer los errores. Una fanfarria risible y de verguenza ajena que inventa enemigos y sensaciones propias de cualquier mortal, que no son nada distintos en nadie.
Sería tan simple, digno y bello un "lo siento" en vez de toda una gama de palabras estúpidas tratando de ser el escudo de un elefante (cuando ni siquiera puede taparle una de las orejas) Una lástima.

jueves, 12 de abril de 2012

La rabia, miles de soldados que forman el ejército más furioso que habrá existido. Espuma de fuego que quema todo lo que siente. Allá los que se jactan, es por un complejo de inferioridad, como el pasto envidiando a la rosa. Nunca serán tanto como aquellos, así crean, así aparezcan ventanas engañosas, nunca.
Triste destino a quien se jacta, como el cocinero de hamburguesas, o el que hace y despecha pedidos de una mega-empresa... diciendo que tiene un gran cargo. Tal vez se refiera al peso que debe llevar en la espalda a diario, y el cual se vuelve más duro cada vez que mira al vecino de al lado, triunfante, soberbio, riéndose de sus migajas y escupiéndole las manos. Iluso.

martes, 27 de marzo de 2012

Estrechez de sensación

La mezcla de colores, de pinturas y texturas, de sabores curtidos de esperanza, dicha, venganza y molestia. La sensación prominente de tocar al aire y guardarlo en un cofre lleno de confianza y afecto. Todo ello colapsa, explota y salpica ensuciando las calles y al alma misma.

No es posible la supresión directa e inmediata, no existe la desaparición espontánea del fastidio, tan sólo un escondite, siempre hábil y tortuoso, que se muestra débil cada cierto tiempo.

Y entonces, el recuerdo extiende sus manos, engaña y obliga a sumergirse en la piscina de lamentos y preguntas sin respuesta (o millones de éstas, es lo mismo al final) Con todo, la memoria de los ligamentos rotos de la nada se mantiene intacta.

Es como a aquel hombre que abandonaron en medio de la noche, el que al voltear no encontró a su compañero, quien se había marchado elegante y sonriente. Lo dejaron en medio de la nada, completamente solo y sin sabe qué hacer. Un día atrás confiaba, a pesar de todo; pero al día siguiente: abandonado.

No hay reparo ya, la vida sigue cabalgando, pisoteando todo lo que hay en su paso, sin importarle sentimientos, sensaciones, mezclas o escondites.

¡A guerrear, que falta mucho! Y a extinguir esa dosis de dulzura, tan negativa, traicionera  y estúpida, como algunas almas cercanas que ahora se esparcen en el cosmos.




Hierve

Pensamientos entre el sueño y la vigilia, esos que nunca se sabe si existieron o no. Pensamientos que hablan, que gritan, que asfixian y acarician. 

La decadencia de recordar maravillas empieza a ser soportable; sin embargo se transforma en pequeñas piezas de un difícil rompecabezas que sólo se deja armar en las noches. Entonces, la indignación y su prima la impotencia, empiezan a maquillarse y cambian de rostro. El lápiz de labios y las brochas las transforman en odio, fusionándolas en uno solo. 

Y se pinta de negro,  de oscuro,  de rígido ¿Quién se atreve a decirle algo? Todos voltean la cabeza, terror.
Y ahora, con la casaca enfundada, inicia su nuevo camino. Ya no le importa los obstáculos, ni la gente buena, ni los sermones, ni la mano de un amigo. ¿De qué sirve la amistad al final? Igual nunca puede entrar a los rincones más profundos y, por ende, más puros de uno mismo, del ser. 
Deberá seguir, apretando los dientes, mordiéndose la lengua y con los puños bien cerrados, no vaya a ser que en el camino hayan sorpresas...


Y si se encuentra con quien no debe, la profecía se cumplirá, y la sangre llegará al piso, al río y a toda la mierda que la gravedad logre capturar. 
Y seguirá caminando, con la mirada hirviente y las venas explotándole en el cuello. Ya nada podrá hacer que se detenga, nada le dañará, nada.... nada.

lunes, 12 de marzo de 2012

Advenimiento

No sabe si escupir el veneno o tragárselo.
No sabe si estirar las manos o meterlas al bolsillo.
La graciosa historia del niño iracundo que sale del hogar furioso habiendo decidido no regresar jamás y que al anochecer, empujado por su estómago y algo de miedo, vuelve confundido y refunfuñando.

El barril va rodando mientras cae, va cayendo mientras rueda, y en el proceso absolutamente todo puede ocurrir. Así se rompa, seguirá rodando; así se raje, seguirá cayendo. Al final, lo más probable es que se detenga al pie de un viejo anciano, prudente y sabio, que le había dicho  al oído y antes de iniciar su recorrido: "Volverás" Porque el mundo es circular, y la vida es una sala de espejos en donde siempre se estará reflejado, así uno no quiera, así uno se esconda.

Tiempo, maestro ajedrecista que -se dice- sabe colocar las cosas en su lugar. No olvides que así como haces jaques, varias veces has perdido.



lunes, 5 de marzo de 2012

Irreversible

Irreversible es la mente, que siempre decide pasear por los lugares menos necesarios. Y siempre que mira atrás, los encuentra igual, pese a que ya los había olvidado (creía), pese a que éstos le miran sonriendo de manera burlona (sentía), pese a que sabe del daño que causan (vivía)

miércoles, 29 de febrero de 2012

Cazador

La furia de la cólera, de la revancha nunca realizada. Ojos de fuego que maquinan la muerte perfecta, el asesinato necesario a quienes van en contra de las leyes naturales más puras y hondas: las de un hombre.
No creas, fiera del campo, que te has salvado del castigo. A manos propias el cazador tiene paciencia y busca el momento adecuado. Ya llegará. Mientras tanto disfruta lo poco que te queda de estética, lo poco que te queda de todo. Ya pronto la vida, vestida de gala y con guantes, hará lo que tenga que hacer contigo. Como si fuera divertido ver crecer el pasto, como si hubiéramos olvidado la piel que debe resistir una caída de lágrima acompañada de un camión lleno de emociones ciegas y poco claras, que se dejan llevar por la estupidez y la inmadurez. Como si no importara el sufrimiento. Infelices quienes creen que sus actos no llevan joroba, inocentes quienes piensan que lo pasado desaparece. Todos recibirán su castigo, doloroso, como siempre ha sido, como siempre debe ser.

jueves, 16 de febrero de 2012

Colapso

La melancolía de la armónica, del oscuro y tenue oboe. La música de la mirada hacia atrás, de reojo, con cautela. Al final todas las historias colapsan como la parte final de alguna sinfonía, y pareciera imposible girar el cuello y observar.

Observar las gotas de lluvia que aún no secan en la calle, estar atento a los gritos de auxilio de algún mendigo a quien todos ya dieron limosna, toda la dinámica de contemplación se vuelve interna, árida, pastosa y agridulce. Así, los ejércitos malévolos se transforman en los héroes del mañana. Y las epidemias y desastres naturales fueron males necesarios para poder subsistir.

Es como buscar refugio entre dos laberintos. Ambos sin salida por supuesto. Es como escapar del peligro y elegir entre un callejón sin salida y un león hambriento: El producto será igual. Queda el momento del escape, la sonrisa de la fuga, la luz de la certeza  con los ojos bien cerrados, bien apretados, esperando que nada pase y, sobre todo, nunca abrirse para no ver lo que saben que ocurrirá.


Un acto circense casi tan precario y sin sentido. Diez mil vueltas y ochocientas piruetas desplegó el payaso. Sólo una persona lo vio, sólo una lo aplaudió, el resto no lo hizo... es que nunca estuvieron ahí. La carpa bien plantada y colorida llora por su único asistente: un par de manos que aplauden felices sin cesar, sin pensar, sin sentir.

Y si supieran... si recordaran aquellos ojos, ¡ojos vivos que expresaban tanto! Nunca nadie ha visto semejante delicadeza en una mirada. Caramelos cubiertos de sensualidad, de frescura y elegancia, clásica.
Ángel de marfil que cada cierto tiempo aterrizas en tierras ajenas a despertar la intriga, el deseo y la admiración. Pareces hijo de las musas transparentes, con el don de hipnotizar a quien se les venga en gana, y de la forma que más les plazca. Belleza sutil, belleza perfil bajo, de mirada que hiela, de dulzura que embriaga, de pasar desapercibida, belleza perfecta; belleza volátil, de vaivenes y escondites, de júbilo y errores, de dudas y emoción. Belleza de lejos.

Y a pesar de todo, siempre está, siempre surge, siempre aparece un pequeño sedimento de bondad, una antigua fórmula de curar el alma para siempre, con la sencillez y humildad del filántropo puro, con la certeza del científico serio. Y a pesar de todo... siempre está. Quién sabe si el circo no se llena de espectadores al final; sólo faltaría un plus, el extra, el distinto. Quién sabe, tal vez haya nacido ya.





domingo, 12 de febrero de 2012

Recordatorio

Nuevamente se infla el pecho. Y la sensación dulce se vuelve negra, oscura, de rabia que seguramente será saneada cuando pase aquella estrella fugaz, tan mentecata y escurridiza, como todo el negocio que insiste en colocar, a pesar de que no habrán ganancias. Esencia que no cambia.

"Valentía"

La insoportable tendencia a caer. De resbalar a propósito, de sentirse bien en el suelo. 
La versatilidad, tan malvada y punzante, de las palabras puede provocar muchas veces la erupción total y suprema de mundos escondidos bajo la piel y las mentes. 
¿Quién diría que los ídolos se vuelven un soplo, que la terquedad y el lamento de antes desaparecen tan rápido, como si no fueran mas que un instante de estupidez?
El problema es que al mirar nuevamente al mundo, no basta con haber aprendido ni maldecido, no basta con sentarse a tomar un café y mirar pasar al tiempo, vestido en saco y corbata, haciéndote una venia de cortesía. Aquí se cocinan nubes negras. Podría haber claridad, pero a todos nos aterra conocer lo que hay detrás del mundo. Esa parte oscura que nadie quiere explorar. Nadie.

De la desgracia a la incertidumbre, a la ilusión guardada en cofres de marfil. Cuenta regresiva de dulzura y pánico. Una vez más, otra vez más, siempre vez más.



Porque sabiendo el final, uno siempre busca cambiarlo a su favor. ¿Y quién sabe? Las historias de hadas se construyen a partir de esa incansable sed de doblegar al destino, porque nos enseñan que los finales felices sí existen, sí, y deberían seguir existiendo. 

Triste ansiedad. Nunca los abrazos fueron tan extrañados. Ni por tan pocas horas, ni por tan pocos minutos, ni por cortas o largas distancias. 

¿Será que existe?

martes, 31 de enero de 2012

Fuga

Corrió. Simplemente se fue. Aprovechó la noche y la distancia, la lejanía y la facilidad.
No le importó más, a pesar de haber construido, a pesar de haber criado un punto celeste de zafiro
Pensó más en su conveniencia, en desaparecer (se), pensó en la calle brillante, y en sonrisas postergadas.

Y como el golpe final en el boxeo, sacudió a su contrincante. Se fue rápido, sin mirar atrás, lección para Orfeo: Eurídice de miel. Ya no habrá de mirar atrás porque sabe. Lo enterrado bajo la alfombra estará por siempre. Sin limpiar, sin remover, estático.


Corrió. Hizo lo fácil, la del cobarde que huye ante cualquier sensación de miedo. Es como si en el mundo abundaran ahora pequeñas partículas de egoísmo y frialdad  rodeando cada parque, cada vela, cada curva y rincón. Su cartel de valoración ha sido tan manchado y destruido, que ya casi ni se notan las letras. La fuga le costó.

Cuidado con los escapes, a veces terminan peor de lo que empiezan. Ojalá que no, que valga la pena tanta alegría. Que la celebración perdure  porque, invisible, aparecerá el otro extremo de la cuerda: La venganza será la felicidad.



martes, 17 de enero de 2012

Luna

No basta con que se esfume la vida. No le basta con asesinar a todo un país de inocentes, también tiene que recuperar a los antiguos espíritus, a Aquellos zánganos con sonrisas de mentira, a aquellos falsos  engendros que esconden su sed, aquellos que ni la toman en cuenta, que la desvalorizan.
Y es cierto que sólo cada quien sabe porqué hace lo que hace. El misterio de la sensatez nunca será descubierto, al contrario, siempre se hará más sucio, impúdico e indiferente.

Ve y goza con el nuevo juguete, hay una galaxia próxima, una más de las efímeras, esas que te encanta visitar, esas que sólo sirven para enlodarse. Y volver, como tantos años, a ser carne de carroña para los buitres, tan asquerosos como esa situación llena de sinsentido y miradas al vacío.



Ya el tiempo no dirá nada, ni  mucho menos ordenará. No será la clave del rompecabezas, no.
Ya todo está dicho hoy, en el presente, en la sensación de la caída de una lágrima, en la percepción del avance del caracol. Aquí, no antes, no después.
Y las muertes lo evidencian, los gritos lo recuerdan. Y así, con la alegría siempre afuera, con la capa de contenta saldrá nuevamente la luna a dejarse mirar, a dejarse estar, a dejarse tocar y contemplar
Porque ni en otras galaxias la vanidad desaparecerá.