lunes, 21 de junio de 2010

Neutro

Como el que nunca llega tarde pero tampoco aparece tan temprano.
Como el que compra un kilo de manzanas pero se come dos.
Como la luna.
Como el que deja que lo empujen pero se enoja cuando abusan.
Como Aníbal, que conquistó y esperó años una ayuda que nunca llegó.

De qué sirve entonces, de qué? El esfuerzo de la vida es el esfuerzo de las ganas, del ímpetu, de quitarse el sombrero y lanzarlo al río, de ir corriendo a toda velocidad en traje, de ensuciarse las mangas de la camisa.

Es como la historia del fanático que compró el boleto para ver la final del mundial de fútbol. Viajó miles de kilómetros, sin saber el idioma. Al llegar, buscó la dirección y llegó al estadio. Majestuoso, colmado de gente. Atmósfera sublime. Buscó su asiento lentamente, sonriendo, cuando llegó y lo encontró, se sentó de espaldas a la cancha. Mirando a las graderías. Y así fue como presenció todo. La final.

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