domingo, 9 de mayo de 2010

Un misil de pensamientos

Y ya, el toro incrustó los cuernos, sangre, vida, tierra. Pero no siente nada
El taladro destruyendo todo a su  paso, hasta las membranas más sensibles. Pero no siente nada.
La aguja penetra lentamente en el poro, se encrispa la piel... y sonríe. Pero no siente nada
Fiebre de carrusel, intensidad en el abdómen, hincones. Pero no siente nada.

¿Algún día, algún miserable día, alguna vez sentirá algo?

Un elefante le cayó encima, y desde el quinto piso. Pero no le duele.
La herida se ha infectado, al rojo vivo. Se muestra intensamente. Pero no le arde.
El fantasma pasa a su lado, desorden en el cuarto y en la azotea. Pero no teme.
Ansiedad, sed, desquisio, incredulidad, tensión. Pero no sabe lo que es (no tiene idea).

¿Y si hablas ahora mismo? .... ¡Ni una sola palabra!.



Un velero, las pistas, la noche, los autos, la sed, la duda, las manos, el cabello, castaño, castaño, luces de colores, a blanco y negro, un vaso vacío, luego lleno, luego menos lleno. La chalina estorba, las zapatillas pesan, de nuevo la oscuridad, respiración que humedece, éxtasis, trsiteza, molestia, miradas de contradicción, un misil de pensamientos bombardean, destruyen... un misil de pensamientos. Sólo eso, maldita sea, sólo eso. Explosión de lágrimas, un mar de dulzura y de odio, de ganas taponeadas, de gritos mudos, de gritos debajo de la tierra.



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